8/31/2013

Petrificada

Y te miro en el silencio de la noche,
pendón petrificado
en la salobre substancia de mi llanto.

Anhelo la palabra.


La que promete un mañana,

incierto en el desorden de su orden.

Orden y mando

tiende su manto sobre el frío suelo
de un extraño amanecer
descoyuntado.

Advierto que me cargaste de mentiras

para dejar losa pesada sobre mi espalda.

Cumplió su propósito el ser que me amantaba.


El de ese caldo de cultivo que me desangra.


Azoraste en mis dudas la esperanza:

levantando murallas de ideologías varias,
cercenando fronteras que el hambre no se salta,
enhebrando mitos sobre mi espalda,
sembrando en mi mente los límites que me apartan.

He perdido la confianza.


He caído en ese abismo de nada.


Nada de lo que predicas me alcanza,

pero no me queda nada.
La vida avista ante mí el caos que me acompaña.